10 ene 2013

LEYENDA DEL PASTOR Y LA TEJEDORA



La historia es anónima ya que corresponde a una leyenda de la tradición china: El pastor y la tejedora.

Esta historia tiene su equivalente en la mitología japonesa y la encontramos como la leyenda de Tanabata. La fiesta celebra el encuentro entre Orihime (Vega) y Hikoboshi (Altair). La Vía láctea, un río hecho de estrellas que cruza el cielo, separa a estos amantes, y sólo se les permite verse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes lunar del calendario lunisolar. Ya que las estrellas sólo aparecen de noche, la celebración suele ser nocturna.


Leyenda:

Según la leyenda, en la antigüedad vivió un pastor de vacas, laborioso y bondadoso, que pasaba sus días de una forma muy modesta. Un día, con la ayuda de una vaca vieja, conoció a una tejedora, que era realmente una diosa que pensaba dejar la vida en el cielo para vivir en la tierra. La tejedora quería mucho al pastor y la pareja terminó por contraer matrimonio, tras lo cual tuvieron a dos hijos, un niño y una niña. La familia era muy feliz.



Sin embargo, por orden de su malvada madre, la tejedora tuvo que volver al palacio celestial en el que vivía antes de haber conocido al pastor.



El pastor, que no quería perder a su esposa, y sus dos hijos la siguieron por el sendero de regreso. Wang Mu, la malvada madre, viendo que era imposible separarlos, recurrió a la brujería y abrió un ancho río entre el cielo y la tierra separando así definitivamente a la pareja.



Desde entonces, el pastor y la tejedora solo pueden verse a ambos extremos de la Vía Láctea (representado por el río en la leyenda), gracias a que miles y miles de picazas vienen de todas partes del país para tender un puente entre ambos y permitir a la familia del pastor que se reúna con la tejedora. Esto sucede cada séptimo día del séptimo mes del calendario lunar chino.


Esta fecha se ha convertido en un día de celebración e intercambio de regalos para las parejas de enamorados y se realiza una fiesta tanto en China como en Japón cada 7 de Julio, es decir, el séptimo día del séptimo mes. 


Podemos reconocer que esta fiesta se trata de un equivalente oriental del Día de San Valentín. La leyenda también dice que si en ese día uno se sienta bajo los racimos de uvas y escucha con gran atención, es posible oír las palabras de cariño entre la familia del pastor sobre el puente de picazas.

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